Los
buenos ejemplos.
No sólo el ejemplo personal es bueno para para la educación en general, si no que lo es, y mucho, para la educación financiera en particular.
El ejemplo de lo que hacen los padres es la mejor instrucción. Puede envolver a sus hijos en las finanzas de su hogar. Por ejemplo: hágalos participes de la planificación de las compras, las vacaciones, etc. y si hacen un presupuesto para tal fin, hagan juntos el seguimiento y la corrección de los desvíos. Sobre todo, eviten el exceso de consumismo, ya que los hijos nos suelen imitar en casi todo.
El ejemplo de lo que hacen los padres es la mejor instrucción. Puede envolver a sus hijos en las finanzas de su hogar. Por ejemplo: hágalos participes de la planificación de las compras, las vacaciones, etc. y si hacen un presupuesto para tal fin, hagan juntos el seguimiento y la corrección de los desvíos. Sobre todo, eviten el exceso de consumismo, ya que los hijos nos suelen imitar en casi todo.
Regalos.
Los regalos siempre en dosis adecuadas. Todos los
especialistas son unánimes: llenar a los niños de regalos no es una buena
estrategia. Lo ideal es enseñar a nuestros hijos que los regalos deben
recibirse en ocasiones y fechas especiales. De todas maneras, no existen reglas
fijas y cada familia tiene sus propias dinámicas. Lo importante es que el niño
no perciba que puede tener todo lo que desea en cualquier momento, ya que esto
fomenta que el niño no tenga capacidad de frustración.
Los progenitores deben tener muy presente que no es bueno para la educación de sus hijos que se contradigan el uno al otro. Es bueno que las normas sean unívocas. Esta norma es buena siempre, pero, sobre todo, cuando los padres no viven bajo el mismo techo.
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