La consultoría doméstica se está convirtiendo en un servicio en expansión. En Estados Unidos cada vez más, muchas familias se ven obligadas a contratar a asesores para la organización de su hogar. En este blog pretendo dar algunas pautas para tal fin. «La higiene salvó más vidas que ninguna medicina» LUIS ROJAS MARCOS, psiquiatra miembro de la Academia de Medicina de Nueva York
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jueves, 23 de febrero de 2012
Poner límites a nuestros hijos
Como os prometí, voy a escribir algo sobres los límites en la educación de nuestros hijos.
Hace más de 10 años que Diane Levy, una terapeuta neozelandesa, que tenía un programa de televisión a modo del que después se emitió en diferentes países con el nombre de “supernany” (España, también tuvo su versión con Montserrat Giménez). Pues bien, fruto de su programa y experiencia, escribió un libro con un título muy ilustrativo que define lo que debe ser la educación (amor y disciplina). El título: “Of course I love you… Now go to your room!” . Traducido: Claro que te quiero… Ahora vete a tu habitación.
Según Levy hay un puñado de cosas que hacemos mal al intentar educar a nuestros hijos. Cuando evitamos explicar mucho, avisar mucho, sobornar, amenazar y castigar, ahorramos tiempo y energía y mantenemos nuestra dignidad como padre o madre. Según ella, cuando pedimos algo a nuestros hijos, debemos dar la orden y dejar que la distancia emocional haga el trabajo. Los niños aprenderán rápidamente que cuando usted les pide que hagan algo – o que paren de hacer algo – no tienen otra alternativa que hacerlo.
Yo tengo que decir que a veces no es tan fácil y hay niños que prefieren morir a ceder. No importa si en caso de vida o muerte, cuando son demasiado pequeños, dejamos que ganen una batalla, pero como dice Amy Chue, en el libro que os comenté (Madre Tigre. Hijos leones), esa retirada sólo debe servir para que os rearméis para la guerra. Por cierto, el libro Chue me está encantando.
Os voy a dar algunas pautas a tener en cuenta antes de poner los límites. Son pautas en las que la mayoría de terapeutas están de acuerdo:
1. De instrucciones fáciles y sencillas Cuando pedimos a un niño hacer algo o parar de hacerlo, nuestro hábito es de seguir con una gran explicación de porqué tal acción es necesaria. Si nuestros hijos no responden a la primera explicación, pensamos que ella no tuvo efecto o que no la entendieron y entonces gastamos tiempo y energía en intentar convencerlos nuevamente, explica Diane. Cuando son muy pequeños, bastará con ¡No!.
2. No le soborne Cuando le pida que haga una tarea como por ejemplo, recoger su habitación. No le diga: si recoges tu habitación, te dejo ver la tele o te compro algo. El niño debe entender que es una obligación y que no hay negociación posible.
3. Las amenazas
No haga amenazas que después no vaya a cumplir. Tenga también en cuenta que la mayoría de las amenazas que tienen como objetivo persuadir el niño para que haga algo, nos terminan castigando más a nosotros que a ellos.
4. Los castigos
Algunos niños aprenden con los castigos, pero otras se acostumbran a ellos y continúan haciendo lo que intentábamos evitar. Por eso tampoco es bueno abusar de ellos.
5. Los tres pasos mágicos: Pedir, decir, hacer
- Pida las cosas una sola vez y observen como responde sus hijos, lo que les dará una información importante. Cuando se niegan hacer los que se les ha pedido, generalmente actúan de tres maneras: tristeza, irritación o distanciamiento.
La tristeza: se manifiesta con enfado. Se sienten ofendidos y preguntan ¿por qué yo?.
Irritación: la irritación se muestra con la confrontación. Ellos discuten y le acusan de ser injusto con ellos.
El distanciamiento: se caracteriza por la indiferencia. Ellos harán ver que ni les escucharon, miraran hacia otro lado y continuarán con los que estaban haciendo.
Todo esto significa que no harán lo que les hemos pedido.
- Dígalo de manera enérgica. Vaya hasta donde esté su hijo, háblele bajo, pero enérgicamente y mirándole a los ojos. Esto les demostrará que usted tiene seguridad en lo que dice y que tiene la situación bajo control.
- Haga. Si su hijo no respondió a las acciones anteriores, entonces necesita hacer algo. Diane Levy aconseja coger al niño de la mano y llevarlo a su habitación diciéndole firmemente: “Serás bienvenido nuevamente a esta familia, cuando estés listo para hacer lo que te pedí” y dejarlo solo.
Recuerde que el niño podrá reunirse con el resto de la familia sólo cuando haga lo que se le pidió.
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